A las faldas del Castillo de Santa Bárbara nos encontramos con uno de los barrios más típicos y tradicionales de la ciudad.
Cuanto más nos adentramos por sus callejuelas, más nos da la impresión de estar en un pueblecito con mucho encanto, ese encanto que tienen sus casas coloridas, una totalmente diferente de la otra. Sus fachadas y colores cambian a cada paso que das. Macetas, balcones, rejas y farolas dan esa vida particular al Barrio.
Pasear por sus calles es una gozada, aunque tengamos que subir escaleras y cuestas (de hecho caminando es la única forma de acceder al barrio)
Un calzado cómodo es lo mejor que puedes llevar si vas con la intención de recorrer todas sus calles.
A los pies del Barrio de Santa Cruz nos encontramos el Casco Antiguo, que se puede divisar desde los distintos miradores que encontrarás a tu paso. Desde ellos divisaras una panorámica extraordinaria del lugar.
Por supuesto, me quedan pendientes para otro día, otras callejuelas y otros rincones del Barrio de Santa Cruz.
Paqui López