La pasada semana celebramos el día de las zonas húmedas en la desembocadura del río Segura con un paseo reivindicativo para exigir que cesen los vertidos en el río. Los miles de garrafas, botellas, bidones, bolsas y todo tipo de objetos que van a parar al río tienen algo en común, son de plástico, un material muy barato de producir pero de una casi imposible degradación en el medio natural. El Segura es un claro ejemplo de porque en los océanos del planeta se acumulan 268.940 toneladas de plástico.
Estos plásticos, tras una mala gestión en su eliminación, tienden a acumularse en la naturaleza y, en algunos casos, a fragmentarse y a concentrarse en el medio marino, afectando así a la biodiversidad marina. Estos residuos plásticos, son arrastrados desde las cuencas vertientes y los canales por el viento, los cursos de agua y los ríos hacia los mares y océanos. El 80% de los residuos que se encuentran en el mar proceden de la tierra, y entre el 80 y el 90% de éstos son plásticos. Debido a su estructura, el plástico se fragmenta en el mar con la acción del sol y de otros fenómenos naturales, lo cual deriva en la presencia de numerosos microplásticos.
Estos residuos causan cada año la muerte de un millón de aves marinas y de 100.000 mamíferos marinos. Albatros, tortugas, ballenas o leones marinos son víctimas de esta contaminación, ya sea por ser capturados o quedar atrapados en redes y otros residuos de plástico, o por ingerir microplásticos por equivocación. Los plásticos a la deriva pueden, además, deteriorar los corales y los invertebrados marinos. Favorecen igualmente la movilidad de especies invasivas y, por tanto, la destrucción progresiva de todo un ecosistema.
Además, el hombre no se libra de esta contaminación del mar ya que, al estar en lo alto de la cadena alimenticia, puede comer especies contaminadas por la ingesta de plástico, sobre todo microplásticos que quedan en los tejidos y que han aparecido en proporciones preocupantes. “La exposición alimenticia para los consumidores europeos de marisco puede aumentar hasta 11.000 partículas de microplásticos al año. La presencia de este material en el marisco podría suponer una amenaza a la seguridad alimenticia. No obstante, debido a la complejidad a la hora de determinar la toxicidad de los microplásticos, (todavía) no es posible determinar los riesgos potenciales para la salud humana que este material supone”.
La ONG Expedition Med lleva desde 2010 realizando estudios sobre la concentración de plásticos en el Mediterráneo, en la primera campaña se estimó en más de 250 millones de microfragmentos de plásticos que flotan en él y contabilizó por lugares concentraciones de 110 mil microplásticos flotantes por km2.
Ante esta situación Expedition Med, está promoviendo una iniciativa ciudadana europea proponiendo una nueva Directiva de Residuos que mitigue el problema global al que no enfrentamos. Firma aquí
23 febrero 2016